Esta mañana he cogido un ejemplar del ADN y había una columna de opinión que me ha parecido interesante, por tanto reproduzco para vuestro disfrute y posterior comentario.

(o el niño de "Los Otros")
Pep Guardiola probablemente no lo sabía pero el otro día, tras el partido del Barça contra el Athletic de Bilbao, pronunció unas palabras que a) dan la razón a Tony Soprano en su formulación del ideal masculino contemporáneo y b) el presidente de la patronal se tatuaría en chino si fuese un futbolista.
En realidad, lo que hacía Guardiola era halagar a Andrés Iniesta, que es algo con lo que hasta el más madridista estaría de acuerdo (Iniesta ocupa en el imaginario colectivo español la plaza de "buen chaval" que dejó vacante Indurain).
Lo primero que el entrenador destacó es que Iniesta "no se pinta el pelo y no lleva pendientes". O sea, es el anti-Guti. Representa a todos esos" tipos callados y solitarios, a lo Gary Cooper" que Tony Soprano cree desaparecidos para siempre desde que los niños van al psicólogo y la culpa de todo la tienen las madres. Estéticamente, Guardiola (y tiene narices que lo diga él, cuyos jerséis aparentan tener un 120% de cashmere, por si acaso) propone un modelo para la crisis, cuando no tenemos paciencia para tonterías. Pero Pep no se quedó ahí, añadió que "lo saques 15 o 20 minutos, le pongas en la posición que le pongas, nunca se queja". A muchos les sonará.
Con cientos de ERE sobre la mesa y unas previsiones de paro que las cajas de ahorro sitúan pronto en los 4,5 millones, todos somos Iniesta en el trabajo. El que se queja, el que reclama cosas tan inauditas como que el sueldo suba con el IPC o trabajar las horas que dice el contrato, se aleja rápidamente de la lista de convocados.